La educación en casa

La educación en casa, o el homeschooling, como se la suele conocer, es un tema polémico en las comunidades educativas, y que presenta muchas dudas tanto para quienes se plantean su uso como para quienes pretenden, simplemente, opinar sobre el tema.

Lo primero que hay que aclarar es que el homeschooling, en España, no es ni legal ni ilegal, es alegal. Se puede ejercer y no está penalizado, pero tampoco está regulado ni contemplado por el sistema. Esto es, siempre que se demuestre que el niño en cuestión no está en una situación de abandono o negligencia; que está recibiendo una escolarización real (a través, normalmente, de instituciones paraguas de Estados Unidos o de Francia) y que está debidamente socializado mediante actividades extraescolares o similares.

A partir de ahí, es un poco cuestión de derecho a la libre elección de la educación de los hijos. De la misma forma que unos padres pueden elegir la metodología Montessori (por poner un ejemplo), porque la convencional no les satisface, es perfectamente plausible que el sistema educativo les deje también insatisfechos, y opten por lo tanto por la educación en casa. Y es ahí donde se produce muchas veces un malentendido muy común, sobre todo de parte de los "observadores externos": el modelo de educación en casa suele causar suspicacias porque es muy difícil de creer que un padre o una madre sin formación específica o profesionalizada pueda adaptar en su casa lo que se desarrolla en un colegio con el trabajo de profesionales. Pero es que ahí esta la cosa: no se trata de replicar un sistema educativo, sino de ofrecer una alternativa metodológica precisamente porque se está descontento con el método convencional de la escuela. Ello implica, por supuesto, diferencias en horarios, enseñanza de la materia y en el propio proceso de aprendizaje: normalmente no se trata de que la madre o el padre se conviertan en profesores de todas las asignaturas, sino de que acompañan a su hijo en un aprendizaje autodidacta a través de los materiales que les proporcionan entidades que ya están especializadas en enfocar el aprendizaje desde la autonomía del alumno.

Es evidente que, precisamente porque somos conscientes de la gran diversidad de necesidades y ritmos de aprendizaje que hay entre nuestros alumnos, es perfectamente verosímil y probable que existan casos de niños, adolescentes y jóvenes para los que sea mucho más efectivo un método de tipo autodidacta, como podría serlo este. Pero es igualmente evidente que, como en todo aprendizaje, debe haber un punto de acompañamiento, y es por eso que veo bastante necesario la existencia de esas entidades educativas que den cobertura a este sistema, porque no se trata solo de dar una "apariencia de legalidad", sino de dotar de verdaderos recursos tanto para el acceso a la información, para la formación y el apoyo a los padres como para la evaluación de la calidad del aprendizaje. Creo que, de la misma forma que es posible estudiar a distancia a nivel universitario y a nivel extraescolar, debería existir en España alguna plataforma de educación obligatoria a distancia que permitiera regularizar y facilitar una educación en casa de calidad para aquellos casos en los que, por necesidades médicas, psicológicas o familiares del estudiante, o simplemente por libre elección de sus padres, teniendo en cuenta el bien de su hijo, optaran por el modelo del homeschooling.

La otra suspicacia principal que suele levantar este modelo es el de la socialización del alumno. La escuela se está redefiniendo a sí misma ya no solo como una institución educativa, sino como una institución social, cuyo objetivo no es solo el aprendizaje sino la socialización de los alumnos. Y aunque esto está muy bien, y es perfectamente legítimo y natural, no debemos caer en la trampa de creer que es el único lugar de socialización que existe, y que estos procesos se pueden desarrollar fácilmente (y, a veces, de forma incluso más efectiva) en otros ambientes y actividades.

¿Significa todo esto que el homeschooling debería ser la opción prioritaria, o que la intención de regularización de este pretende introducirlo como metodología sistemática y "por defecto"? Por supuesto que no. Significa solo que quizá deberíamos tener un poco más de visión crítica y no demonizarlo de primeras, porque es evidente que si hay gente que opta por él es porque ofrece respuestas a necesidades que el sistema convencional es incapaz de ofrecer, como la educación personalizada por la que tanto se aboga pero que es tan difícil de conseguir, o una mejora de la vida familiar, que parece que está tan de capa caída y olvidada.

¿Es la opción por la que optaría yo cuando tenga hijos? Pues muy probablemente no. Me parece una opción tan legítima como cualquier otra, pero no creo que sea la más adecuada para mí o para mi familia. Sin embargo, eso no quita que siga pensando que es muy necesaria una regulación del homeschooling para garantizar que sea una opción viable, adecuada y de calidad para las familias que, por la cuestión que sea, deseen optar por esa opción.




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